Caían desplomadas las rejas que durante tanto tiempo habían contenido sus impulsos.
El cielo mostraba atardeceres rojos como el interior de su cuerpo.
Y rompiendo con fuerza aquellas tejas que conformaban su techo, se lanzaba sin miedo a la vida…
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *
Comentario
Nombre *
Correo electrónico *
Web
Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.