Nos atropellamos bailando…
Y no nos separamos jamás.
Fue rápido,
Casi imperceptible,
Totalmente inconsciente,
Y, sin duda, muy profundo y estable en el tiempo…
Me quedé sin pasos,
Sin querer espacio,
De repente, me sobraba sitio y quería compartirlo con él.
Él era el balcón tras la ventana,
La calle sin edificios enfrente,
El viento fresco en una noche de verano,
La calma y la belleza del mar sin gente,
La piel no recorrida,
Las miradas sentidas,
La pureza y la experiencia,
Un corazón trasplantado con ímpetu y mucho amor,
tras múltiples heridas…