Revolotean las canciones, aquellas que escribimos en las calles, junto a otros, sin barreras.
Se marchan los poemas, solos, al ritmo de los pasos que antes eran abrazos.
Se intuyen las sonrisas tras los ojos que constantemente cambian de brillo y de forma.
Se respira de otro modo, se duerme mirando hacia otro lado, afortunados los que siguen con las ventanas abiertas…