Entreabrimos los descuidos, dejando pasar la música, inundando de baile la mesa, estando donde queríamos estar, queriendo estar donde ya estábamos. Nos tocamos con la voz, con nuestras historias, con el recuerdo de nuestra única noche, con la extraña sensación de lo familiar y lo desconocido salpicando nuestro cuerpo, reabriendo a la par que reparando los sueños rotos, las copas vacías, los abrazos en el aire. Todo se detiene, cuando el interior corre, y el mío galopaba a la par que el tuyo.