Todos los días cuando me meto en la cama por la noche agradezco tener un hogar, pero en estos días de invierno y lluvia, lo agradezco aún más, no paran de venirme a la mente, las personas que se encuentran en la calle, pasando frío, que con el añadido de la lluvia es imposible que consigan cartones secos con los que resguardarse, habrá miles de experiencias duras en la vida, pero no tener donde dormir, comer, ducharte o sentirte seguro (porque encima tienen que aguantar a personajes que se dedican a putearlos para reirse un rato) tiene que ser horrible…Normal que ante la amenaza de verse en la calle por los putos desahucios haya personas que se suiciden, es muy triste pero es tan terrible la situación que puedes esperar cuando el gobierno te despoja de un derecho tan imprescindible, que la desesperación puede llevarte a cualquier cosa. Estoy triste como el cielo, nublada como los corazones de familias que se encuentran al borde del abismo, vacía porque no hay soluciones en mi mano que puedan detener esta injusticia y a la espera de que todos juntos si que podamos darle la vuelta a esta historia de terror que nos acompaña en cada despertar. Hay que seguir viviendo, hay que seguir luchando, hay que seguir riendo pero las risas, la positividad y el espíritu de lucha ya es imposible para muchos y eso me causa un dolor profundo… Nuestra misión aliviar el dolor, suavizar la tristeza y mitigar la desesperación de los que tenemos a nuestro lado, estar más cerca de ellos que nunca, intentar que no se les acaben las sonrisas y las ganas de vivir y agradecer incansablemente no vernos en esa situación, haciendo hincapié en lo más básico que tenemos, que damos por hecho porque disfrutamos de ello todos los días, pero que cualquiera de nosotros podemos dejar de tener….