Hemos envenenado el invierno con mantas,
Ni siquiera recordamos qué es la nieve,
Sencillamente, nos dejó de gustar,
Y quisimos desdibujarlo junto a la chimenea,
Pero el fuego se apagó,
Y el Sol se comió la poca nieve que quedaba,
Siempre nos quedarán las hojas cayéndose,
En cualquier otra estación.