El dragón de Komodo

Piezas difíciles…
10 noviembre, 2017
Poseída por el blues
12 noviembre, 2017
Show all

El dragón de Komodo

Aquella insignificante lagartija se había convertido en el dragón de komodo. Su piel plateada y sus destellos rojos y verdes, dejaron a mis ojos incapaces de poder mirar otra cosa. Había crecido, tanto…que podía comerse, al mismo tiempo, mi pared y mi atención.

No me daba miedo, formaba parte de mi hogar, de mí, de cada una de mis mañanas, al abrir los ojos, levantar la persiana y estamparme contra el sol.

Sentía con certeza que me acompañaba, en cada una de mis noches, al cerrar mis ojos, bajar la persiana y encontrarme con la oscuridad.

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *