Aún puedo sentir las notas de su cello deslizarse sobre mi piel.
Sigue mi sangre, con fuerza, agolpándose en mi corazón.
Es demasiado fuerte lo que mis venas contienen como para ponerme a bailar.
Sólo quiero adentrarme en lo que mueven sus manos.
Y dejarme llevar por lo que su cello grita, cuando él calla…