Pasan los días,
Pasan las canciones,
Y no me tiembla el pulso cuando mi cuerpo grita, por todas partes, !que sigues dentro!
Del mismo modo, que no me hace falta mirar al suelo en cada paso que doy, para saber que sigue ahí,
Tampoco hace falta mirarme, ni tener corazón, para darse cuenta,
Hasta mi cama lo sabe,
Lo cuentan, noche tras noche, las inertes farolas al apagarse con el amanecer,
Y el café de media tarde, con mucho azúcar, también.
A ciegas se nos puede palpar…
Sin letras se nos puede cantar…
Y he decidido beberme de un sólo trago todas las canciones.
No voy a derrochar mis fuerzas en sacarte de aquí,
Pienso dejarte el tiempo que haga falta, bien dentro,
Al fin y al cabo, soy dueña de mi cuerpo.
Que si sales, sea porque te quieres marchar,
y que si entras, ya tengas un sitio donde quedarte.