Después de tanta tormenta, me encuentro con un gran arco iris, lleno de los colores de la incertidumbre, repleto de la belleza de lo inestable, tan infinito como no eterno, sublime ante las nubes que revolotean agitadas a su paso, tan efímero como las gotas de agua que resbalan enlentecidas, intentando abrazarse a su contorno para evitar lo inevitable. Un arco iris que ilumina mis oscuros sueños cuando al cerrar los ojos deja de estar presente, que despierta mis sentidos cuando tratan de apagarse, que adquiere tanta fuerza en mi interior que no deja espacio para caminar con prisa, que hace que el pasado se haga pequeño frente al presente, tan real… que hay momentos en los que siento que puedo tocarlo, tan precioso… que me hace reflexionar sobre lo vacía que puede resultar la idea de que no ante todos se muestre, de que no por todos pueda ser visto.
2 de Noviembre de 2011