Morir antes de vivir

Imantado
1 agosto, 2017
7 agosto, 2017
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Morir antes de vivir

Nadie debería marcharse antes de tiempo, es tremendamente injusto, nadie debería morir antes de vivir toda una vida. Se van, vienen, es cíclico y por lo que parece, jodidamente necesario. Nos contaron otra historia, «sé bueno y la vida te tratará bien», «pórtate bien e irás al paraíso», pero yo no sé de qué paraíso me hablan, y me quedo con el único escenario que conozco, que es esta vida. Dicen «allí estará mejor», «lo que le espera es mejor que lo que aquí tiene», «por fin descansará en paz», … pero lo que tenía era lo que quería, seguir viviendo era lo que ansiaba, sentir, bailar, amar, reír, durante muchas horas, muchos días, muchos años, es lo que quería hacer antes de morir. De repente, la vida nos quita la silla, sin entender porqué, y el golpe en el suelo es inevitable; tanto preocuparnos, tanto pensar en el futuro, tanto preparar, anticipar, para que en un instante, todo eso deje de existir y, por supuesto, deje de tener sentido. Se supone que nacemos para morir ancianos, o por lo menos es lo que nos han hecho creer a los que no vivimos en el tercer mundo. Pero querer creer algo, no lo convierte en más real, y nos toca mirar el precipicio de vez en cuando, para caer en la cuenta, de que estamos en la cuerda floja, y en cualquier momento nos podemos caer, y matar. Y teniendo en cuenta eso, levántate cada mañana, sonríe, ilusiónate, trabaja, prepara tu futuro, ama, anticipa ese encuentro, etc…seguimos como si nada o como si todo, pues no nos queda otra. Nos creemos el timón y no somos más que el parachoques de un camión, cargado de mercancía y sin frenos. Como he escuchado, en muchas ocasiones, en boca de la sabiduría popular, » no somos nadie», y el dicho tiene razón, la muerte nos enseña que somos muy vulnerables, y que todo o casi todo, escapa a nuestro control. Y con todo esto dentro, hay que vivir, tragándonos como podemos, que muchas personas se hayan tenido que ir antes de ni tan siquiera iniciar el  viaje, y que se hayan quedado con las ganas de estallar, con las manos. a punto, de encender la mecha.

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