Arco iris, hace tiempo que no los veo por el cielo, supongo que se esconden ante tanta adversidad. Sería un regalo demasiado preciado para la humanidad verlos a menudo, aunque conforme somos es probable que verlo con frecuencia nos generase una falta de interés. El ser humano es así por excelencia, valora más lo que no tiene, que lo que todos los días le saluda. Es lo que acelera la aparición del desamor, la desmotivación ante un proyecto, la desgana ante tantas cosas que empezamos a hacer con esmero y pasión. Nos quejamos de las tragedias que nos suceden, pero parece que sólo aprendamos a través de ellas, siempre queremos más y mejor, es el inconformismo constante elevado a la enésima potencia. Cuándo dejaremos de mirar hacia atrás y hacia delante, cuándo nos sentaremos a mirarnos nuestras propias piernas, nuestros propios brazos, a mirar a través de nuestros preciados ojos y a sentir con nuestro corazón en silencio.

!CUÁNDO!