Hay que vivirlo para saberlo, para entender que hay personas que se nos cruzan porque habría que saltarse la vida para no hacerlo. Hoy no sé donde estamos, quizás lejos, quizás cerca, pero sin duda nos volveremos a tropezar con la maravillosa piedra de la causalidad, cuando menos lo espere, cuando más lo desee, cuanto menos quieras, cuanto más lo evites, cuando más lo anheles, cuando hayas dejado de imaginar el accidental encuentro. Te aviso de que puede que no ocurra, es altamente posible que no nos vayamos a volver a ver jamás, tan probable como que mañana podamos chocarnos y caer. Ya no existe ese lugar, aquel en el que nos vimos por primera vez, todo ha cambiado, tú también, y yo, como la arena del desierto, vamos cambiando de sitio, de forma, haciendo otras dunas, conformando otro paisaje, pero sin dejar de ser lo que siempre fue, arena…Todo cambia pero seguimos siendo lo mismo, lo importante permanece, sería tan fácil llamarte, escribirte, recordarte sin añoranza…pero es imposible, lo que está hecho de chocolate puro no se olvida.