Se hunden despiertas sus manos,
Se queman los espacios que separan,
Renuncian las miradas de lejos,
Entramos en el sótano sin miedo,
A ciegas, al tacto,
Dejando que nos penetre la humedad,
Permitiendo que se nos sequen los labios,
Nos inunda la vida, nos arde, nos quema,
Nos libera de la piel que nos ata,
De las sábanas que nos atrapan,
De las mentiras de la cabeza que nos engañan,
Nos posee el silencio, nos atraviesa el placer, NOS BRILLA EL CORAZÓN.