Estoy de pie y no me pienso sentar. Desde aquí voy a hablarte, alto, directo y claro, e insisto, en pie. Dispuesta a ponerte mis manos sobre tu corazón, para ver si así, de una vez por todas, tus oídos pueden atender a algo más que a tu cabeza. Y prepárate para querer comerte mis labios mientras hablo, para que nuestros ojos viajen sobre el otro sin saber dónde pararse, para contenerte cuando mi cerebro empiece a querer follarse el tuyo y viceversa, prepárate para que mi voz penetre en tu piel y te erice hasta tus órganos internos, y mi aroma te desnude sin querer . Sitúate y respira, me quedan dos calles para llegar, te queda un cigarro que fumarte a solas, acelera tus caladas, sincronicemos nuestros pulsos, y no temamos, lo que mueve ganas y deseo, no debe darnos miedo, debe inundarnos de vida, aunque ésta, en los instantes más bellos, nos haga temblar.