He dejado todo para mí, todo para ti, todo para los dos, he dejado el postre final para comérnoslo juntos, a dos manos; recién salido del horno, hecho con temple, con ganas, con esmero, cuidando cada detalle, mezclando sabores, jugando con las texturas. Amasándolo, pringándonos, confundiendo la nata con el chocolate, fundiendo la almendra con el bizcocho. El azúcar glas en mi pecho, el toque a café en tus labios. A bocados grandes, a lengüetazos suaves, sin dejar caer ni una migaja, hasta encontrarnos con el fondo de la bandeja. Tú que decías que no te gustaba el dulce, yo que prefería algo salado, pero nos lo hemos comido entero y no hemos dejado ni rastro.
Nos ha sabido a mucho, nos ha durado poco. Pensando en repetir, sólo pensando en repetir…