Arde la piel sin necesidad de fuego,
Queman las miradas sin tocarse,
Se prenden las guitarras,
Se rompen las ventanas,
Se escucha el blues de la madera, crujir y transformarse,
No hizo falta la última copa,
Tampoco apagar las luces, ni encender velas,
Sola, se deslizaba la ropa hacia el suelo…