Quieren que dejemos de ser humanos, que no tengamos miedo y que siempre estemos bien, para todo. Quieren máquinas, con un duplicado vacío por corazón, que nunca nos haga temblar, ni querer salir huyendo. Quieren que nada nos haga pelear, que pensemos en el para qué tantas veces, que nos haga sentir la pérdida sin ni siquiera llegar a intentarlo. Quieren que no amemos, simplemente que tengamos cosas, o que poseamos al otro hasta que huya el propio amor. Quieren que tengamos el control, y que nada quede en manos del libre albedrío. Quieren que todo tenga una causa y un argumento, que hablar de sentimientos se convierta en algo trascendental e irrelevante, sólo quieren que pensemos, pero como ellos quieren, y que a ser posible, resumamos nuestras experiencias, sin tener en cuenta qué nos dice nuestro cuerpo, nuestras entrañas, nuestra piel. Quieren distraernos bombardeándonos con estímulos, el móvil, el tráfico, la prisa, los ruidos, …quieren callarnos, quieren someternos, quieren asustarnos, haciéndonos creer que la pasividad es el único medio de sobrevivir dentro de esta sociedad repleta de injusticias.
Nos quieren ensordecer, anestesiar, amordazar, detener,… ¿Quién va a explicarles que no queremos vivir atados de pies y manos? Que vinimos aquí para correr aunque no haga falta, si así lo sentimos. Que somos seres con un cuerpo, una mente y una gran diversidad de afectos. Que tener la capacidad de amar nos define y nos hace únicos, que tenemos derecho a llorar, a odiar y a cargarnos de miedo. Que somos más que la suma de nuestras partes , y que hemos venido a ser y a estar, sin que nos digan como.