Podría elevarme desde aquí sin pisar el suelo pero me he acostumbrado a saltar por lo de tocar de vez en cuando tierra. Es mejor así, las caídas duelen más que los saltos, y saltar de una cosa a otra, menos que abrazarse a cada cosa antes de despedirse para olvidar. Pasando vamos pisando los pasos que algún día nos pasarán por encima.